Historia general de los Vargas

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Gómez Suárez de Figueroa ("El Inca Garcilaso de la Vega")

Aunque no es nacido en Montilla, su larga permanencia y vinculación con esta ciudad obligan de forma excepcional a la inclusión de su biografía. Gómez Suárez de Figueroa, el Inca Garcilaso de la Vega, nació en Cuzco (Perú) en 1539 y murió en Córdoba en 1616. Pese a ser hijo natural, estuvo vinculado a lo más selecto del nuevo grupo dominante de los conquistadores.

Su padre fue el capitán pacense Garcilaso de la Vega, emparentado por lado materno con la famosa estirpe de los Garcilaso, y su madre, la Palla Chimpu Ocllo (llamada Isabel Suárez), también destacó por su origen, ya que era nieta de Túpac Yupanqui, antepenúltimo emperador inca.

Los biógrafos del Inca Garcilaso suelen distinguir dos etapas en su vida cuzqueña, aproximadamente hasta los veinte años: los doce primeros, compartidos con sus padres en una casa noble de Cusipata (ambiente quechuizante y contacto con la cultura indígena, que tanto habría de repercutir luego en su obra), y los restantes, hasta que marcha a España, en los que Garcilaso convive con su padre tras la disgregación de su hogar. En este contexto se fue españolizando y llegó a ser perfectamente bilingüe.

Muerto su padre en 1560, Garcilaso llega a España. Tras frustrados trámites ante el Consejo de Indias para conseguir alguna renta, en 1561 se instala en Montilla, ciudad en la que fue acogido por su tío paterno, el capitán Alonso de Vargas, veterano de las guerras de Italia, de cuya casa (en la calle de su mismo nombre) saldría en escasas ocasiones, aunque sí para combatir en la guerra de Las Alpujarras contra los moriscos en 1570, consiguiendo, también él, conducta de capitán.

Al morir su tío, Garcilaso queda con su tía, hasta que el fallecimiento de ésta en 1588 le permite gozar de la herencia dejada por don Alonso. Así termina uno de los periodos más difíciles, sobre todo a nivel económico, de la existencia del Inca.

Su nueva y algo desahogada posición dio rápidamente una orientación diferente a su vida. Hacia 1591 se traslada a Córdoba. Previamente impone varios censos sobre diversos bienes (particularmente dos, por un total de 10.000 ducados) del marqués de Priego. Había pasado en Montilla treinta años. Inicia ahora, en plena madurez, la publicación de su obra. Concebida en su mayor parte durante los largos y fecundos años de retiro montillano, elaborada consultando la rica biblioteca de su tío y basada especialmente en el recuerdo de sus memorias cuzqueñas, está compuesta por: La traducción del indio de los Tres Diálogos de Amor de León Hebreo (Madrid, 1590; su prólogo está fechado en Montilla, 1586) ; Relación de la descendencia de Garci Pérez de Vargas, diseñada en Montilla como prólogo para La Florida del Inca, terminada en 1593 y editada en Lisboa, 1605. En 1596 tenía ya lista la mitad de su Primera parte de los Comentarios Reales (Lisboa, 1609), obra en la que usó materiales muy diversos: crónicas, relaciones (como la Historia Occidentalis de B. Valera), leyendas y tradiciones indígenas. Para entonces ya trabajaba en su último libro, Historia General del Perú, planificado como segunda parte de los Comentarios y publicado tras su muerte (Córdoba, 1617).

Al mismo tiempo que se dedica a su labor literaria, en la que a veces le ayuda su hijo natural (cuya existencia sólo se descubrió hace unos años), Garcilaso lleva en Córdoba una vida social, al parecer, bastante desarrollada. Lo encontramos en diversos negocios de cereales que le permiten redondear su fortuna, aunque siempre con suerte diversa en este plano.

En 1612 compró al cabildo una capilla para su entierro. Al final de sus días se incorporó incluso al estado clerical, pero sólo de órdenes menores. El 12 de abril de 1616 cumplió 77 años, y seis días más tarde, estando enfermo, testó. Por fin, en distinta fecha según diversos indicios (22, 23 ó 24 de abril; esta última es la que consta en su partida de defunción conservada en la catedral cordobesa), el Inca dejaba este mundo.

Otros apuntes biograficos sobre el Inca Garcilaso de la Vega

Fuente: http://www.montillaonline.com/ Texto: D.R.

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