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Mediado el año 1592, antes de la invasión bearnesa, don Alonso de Vargas envió al rey de España un informe cifrado en el que describía tanto los planes defensivos como los ofensivos ante el enemigo procedente de Francia, cual era lo previsible. Y, aunque la defensa estaba basada en una serie de torres y castillos, don Alonso, como buen militar, preconizaba que "la mejor de las defensas era un acertado ataque" y que, para evitar la invasión de los hugonotes, lo mejor era invadir su propio territorio en Francia, marcando como primera línea de objetivos la del Garona.Los planes ofensivos de Vargas se basaban en el empleo del Ejército del Centro, constituido por fuerzas de Aragón, que pasarían por Hecho, Canfranc, Gistain y Benasque, si bien sólo con acompañamiento de artillería ligera. La caballería e infantería alemanas se moverían desde Perpiñán en convergencia con el Cuerpo del Centro. Los planes defensivos
abarcaban dos aspectos: La fortificación
permanente defensiva debía consistir esencialmente en
los siguientes extremos: A todas estas previsiones
Alonso de Vargas añadía la necesidad de "mantener
el orden en la retaguardia", empezando por derribar y allanar
las casas, pequeños fuertes y castillos propiedad de los
revoltosos, como anteriormente se ha dicho. Y entre todos ellos
cabe destacar al comendador don Tiburcio Spanochi, que no pocas
veces encabezó el "Estado Mayor" de aquél.
Puede decirse que este singularísimo personaje, de origen
italiano, fue para Vargas un auténtico "Maestre de
Logis", un especialista eficaz en servicios y construcciones
castrenses. En definitiva, un hombre tan curtido en los campos
de batalla como cultivado en el saber del Renacimiento. De sus
ponderados informes a la superioridad se concluye que estimaba
como poco práctica, cuando no inoportuna, la defensa de
la totalidad de los pasos y puertos de montaña, siempre
de tan elevado coste. De su concienzudo estudio defensivo de
los valles pirenaicos se desprenden los pormenores siguientes:
Con independencia de todo lo anterior, Spanochi centró su atención y sus reconocimientos en los valles del Aragón y del Gállego, en la plaza de Jaca y en la plaza de Berdún. Sigamos con detenimiento sus planes. Nuestro comendador estimaba, no sin acierto, que el valle del río Aragón era y sería la vía natural más fácil del Pirineo Central, siendo forzosamente la más empleada en todos los tiempos. La ruta entre Aragón y el Bearne francés, por lo tanto, discurría desde antiguo por ahí, lo que suponía seria amenaza. Razonaba el italiano que era preciso restaurar y ocupar los castillos del Castellar y Canfranc con una base de unos 30 ó 40 soldados cada uno. Asimismo estimaba inoportuna la construcción, siempre de tan elevado coste, de una trinchera de fábrica de unos 1.000 pies de longitud, proponiendo, en cambio, erigir una torreta al este del río Aragón y cerca de Canfranc. También propugnaba Spanochi la construcción de una barbacana que rodeara enteramente la muralla de Berdún, que podía ser suficientemente defendida por 200 soldados bien pertrechados y dispuestos. Por lo que se refiere al valle de Tena, por el que discurre el río Gállego, el comendador recomendaba la fortificación del paso de Santa Elena, naturalmente fuerte, así como la construcción de un "castillejo" en Sallent. Y por lo que hace referencia a la ciudad de Jaca, que centra todo nuestro interés, el ingenioso italiano, considerando el mal estado de sus viejas murallas, propuso la construcción de un castillo con capacidad para una guarnición de 100 hombres, aproximadamente una compañía. En cuanto a la posible ubicación de tal fortificación, planteó a la superioridad tres opciones: -La zona ocupada por
la iglesia y convento de San Francisco (lo que hoy es el Gran
Hotel, aproximadamente). Es evidente que tuvo éxito la tercera de las opciones propuestas, tal vez primada por razones económicas ya que se podían aprovechar almacenes sólidos y de gran capacidad construidos entre los siglos XI y XII por los comerciantes del "Burnao" (apócope de "Burgo Nuevo"). Asimismo era factible convertir la vieja iglesia de Santa María en puerta de acceso de gran robustez. A nada que el lector paciente preste atención, en otro orden de consideraciones, podrá darse perfecta cuenta de que el Camino de Santiago, vía de ataque natural que discurre próxima y paralela al río Aragón, queda casi totalmente desenfilada de vistas y fuegos de la fortaleza... Por eso, insistimos, abrigamos la creencia de que las razones "económicas" debieron imponerse a las de orden "táctico". Hasta aquí un poco la historia de los orígenes de la Ciudadela de Jaca. Con una idea sobre lo que era la fortificación "poligonal" pretendemos ambientar algo más al visitante de tan magnífico conjunto castrense. |
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